Inicia la fase de pruebas la termosolar de Villena

26 de agosto de 2013

La termosolar de Villena finalizará sus pruebas de funcionamiento en los próximos días para dar paso a la fase de sincronización.

La central termosolar de Villena, la única termosolar en la Comunidad Valenciana y la más moderna de las 60 construidas hasta el momento en España, ha iniciado la fase de pruebas en lo que supone la cuenta atrás para que, durante el próximo mes de septiembre, empiece a inyectar a la red eléctrica los 49,9 megavatios que va a generar y que Iberdrola se encargará de comercializar.

Una potencia con la que se podría abastecer a una ciudad de 35.000 habitantes, del tamaño de Villena por ejemplo, y que se logra sin ninguna emisión de gases a la atmósfera. Sólo vapor de agua porque en las termosolares la única fuente de energía es el sol. Su radiación se logra concentrar en un solo punto hasta 40 veces a través de los espejos de unos paneles que calientan el aceite que circula por unos colectores para producir el vapor de agua que, a su vez, se encarga de mover una turbina que acciona un generador. Y de ahí surge la electricidad.

La construcción de la central térmica solar de Villena arrancó en julio de 2010 y en ella han trabajado más de 500 operarios de forma directa. De su funcionamiento se hará cargo una plantilla que ya ha sido contratada por la UTE y que está formada por 50 puestos directos y 30 indirectos.

 

Los trabajos para construir esta central, en los que la UTE Termosolar Villena –FCC Industrial y Seidor– ha invertido 200 millones de euros, van a finalizar con tres meses de antelación sobre el plazo previsto. Las obras arrancaron en julio de 2010 y en la ejecución del complejo proyecto han participado más de 500 obreros. De todos ellos son 50 los puestos directos de trabajo que ya se han creado para dirigir y mantener la instalación con el apoyo de 30 indirectos.

Este equipo, del que forman parte diez ingenieros técnicos, superiores e industriales y un químico, ya lleva dos meses en la planta adquiriendo los conocimientos necesarios para sacarle el máximo rendimiento. Y en ese aspecto tiene mucho que ver la radiación solar. Y Villena, con 2.100 horas anuales de sol, se encuentra en una de las zonas de España más privilegiadas para acoger este tipo de instalación.

Un complejo energético situado junto a la cárcel de Villena y la autovía A-31 de Alicante-Madrid, que ocupa una superficie equivalente a 120 campos de fútbol, en el que se han empleado 70.600 espejos instalados en paneles automatizados que giran 180 grados para seguir el sol desde que sale hasta que se pone, 90 kilómetros de tuberías de acero, acero al carbono, acero inoxidable y colectores solares, que dispone de 4.000 indicadores –la mitad en la turbina– para detectar de forma inmediata cualquier fallo en el sistema y que emplea tres tipos de agua diferente –filtrada, osmotizada y desmineralizada– aprovechada al máximo mediante varios ciclos de reutilización. Una tecnología española al 80% –el resto procede de Alemania, Austria e Italia– que ha convertido a nuestro país en el líder mundial de un tipo de energía renovable que permitirá en el futuro reducir la dependencia del gas y el petróleo, así como la emisión de gases de efecto invernadero. El único escollo es que el kilovatio termosolar resulta en estos momentos caro, si bien en pocos años podría resultar barato en función de la evolución del precio de los combustibles fósiles.

La decisión del grupo inversor de ubicar en Villena la primera planta termosolar de la Comunidad Valenciana responde, como principal razón, a un estudio que sitúa en 2.100 horas la radición solar media que se registra al año en el término villenense. La Tierra recibe en una hora suficiente radiación solar como para satisfacer todo el consumo energético de la población mundial en un año.

La planta tiene una superficie de 120 hectáreas en las que hay 90 kilómetros de tuberías y 70.600 espejos especiales fabricados en Alemania. En cada panel hay 28 espejos y todos ellos siguen un programa informático que les hace girar 180 grados en busca de la mayor radiación solar en cualquier estación del año. Además, en caso de inclemencias meteorológicas, pueden inclinarse hacia el suelo.

La central dispone de 4.000 indicadores que miden todos los parámetros de su complejo sistema para verificar la máxima eficiencia en la producción energética. En caso contrario se activan alarmas que los ingenieros detectan en la sala de control.

 

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